domingo, 26 de septiembre de 2010

Él, el que nunca llegó

Lo veo, lo miro, lo siento y no me canso.
Veo a sus ojos resplandecer con la luz del día, del atardecer, del crepúsculo, de la noche.
Lo veo y me mira, creo que me mira, me ilusiono, sueño.
Pasan días, noches, y nada. Lo espero, lo sigo esperando. Nada. Me imagino un mundo mejor, en el que soy feliz, en el que me ama.
Lo espero, lo sueño, lo quiero.
Los días pasan, lo meses pasan, los años pasan, la vida pasa.
Me canso, lo amo, me caso, tengo un hijo, dos hijos, tres. Lo quiero todavía, lo espero todavía, lo sueño todavía.
Se casa, la ama, la odio.
Los años siguen pasando, las esperanzas van desapareciendo; el deseo nunca.
Se muere mi marido, lo sufro, lo lloro, me recupero.
Lo espero, mis días se acaban, rezo para que llegue.
Tocan a mi puerta, nada, insisten, nada, era demasiado tarde; ya había partido.