martes, 28 de septiembre de 2010

El comienzo de mi fin

Comienzo a respirar, todo nuevo, conozco a mi madre; un cuerpo vacío, pálido… muerto; yo fui la causa de su muerte; nunca me lo perdonaré.
Mis primeros meses de vida, mi padre, un hombre humilde y puro, me alimenta, me cuida, me ama.
Tres años, jardín, amigos nuevos, personas nuevas, palabras nuevas, mi nuevo inicio.
Séptimo grado, terminaba la primaria y empezaba a ser señorita; mi padre atónito por ese momento, sin saber que hacer; lo tranquilicé y fui por mi propia cuenta al ginecólogo.
Cuarto año; cuarto año… de nuevo. Muere mi padre, me deprimo; vuelvo a repetir.
Bebo, para olvidar mis penas; no me ayuda.
Dejo la escuela, busco un trabajo para mantenerme; alquilo un departamento, no me alcanza el dinero.
Robo, sobrevivo.
Encuentro a un chico, me enamoro, me caso.
No quiero, no lo quiero más. No puedo separarme, no puedo volver a robar.
Voy a un río, a ver, a pensar, veo la luz; en segundos veo pasar mi vida, todo rápido, apurado por terminar, era mi fin, estaba por morirme; seguí la luz, anhelado futro; la luz se acabó, se convirtió en cielo. No encontré a Dios, sino a mi madre; por fin la conoceré.