Una mujer escribe en su diario íntimo – “Martes 29. Roma, Italia.
Querido diario: hoy mi prometido Juan me propuso matrimonio, quedé atónita, cuando con su esmoquin negro se arrodilló y sacando un anillo con un diamante gigante me pidió matrimonio” –
La joven Georgette no sabia que hacer, estaba en un gran problema, le gustaban dos chicos: su prometido y Francisco, el mejor amigo de Juan.
- “No se si aceptar la proposición, tengo miedo” – Cerró el diario y se quedo en su cuarto, pensando.
Francisco llama a Georgette para decirle – “Amor mío, me he enterado lo que te propuso Juan; estoy triste; cada segundo que pasa siento que te pierdo, que estoy más lejos de tenerte junto a mi” - - “No me hagas esto, sabes que duele mucho pensar en perderte, en la cruda y dolorosa decisión que hay que tomar. Te amo apasionadamente, sabes que me escaparía con vos para siempre, sin importar nada mas, pero no puedo; a Juan lo quiero, y el verdaderamente me ama; no se que hacer, voy a pensar y luego te llamo. Adiós, te quiero” - - “Esperaré con ansias tu respuesta; Adiós, yo, te amo” – Ella al corlar se pone a llorar desesperadamente.
La decisión era muy difícil, elegir entre el hombre que la amó toda la vida, o un amor imposible, pero deseado.
Paso mucho tiempo, pero la decisión estaba tomada, lo único que faltaba era llamar a Francisco para comunicarle la decisión. Dolorida, marca su número con pánico y espera
- “¿Hola? ¿Quién habla?- - “Hola, solo llamaba para decirte que ya tome la decisión” - - “Amor mío, gracias por llamar, estaba esperando con ansias tu llamada, por favor, dime cual es” - - “Mi decisión fue… elegir a Juan. Lo lamento, pero lo amo, no lo puedo defraudar, pendón, por favor no me odies, nunca te voy a olvidar, siempre estarás en mi corazón. Y… también te quería decir que me voy a mudar del país para que me sea más fácil olvidarte; por favor te ruego no me persigas. Adiós, hasta siempre, te quiero” – la joven cuelga el teléfono sin querer escuchar la respuesta. Francisco sin importarle que no lo este escuchando, le dice al teléfono – “Te amo, siempre te amaré, no te preocupes, yo tampoco te olvidaré, y no te perseguiré, porque no me importa que no sea con migo, solo quiero que seas feliz. Adiós, yo también te quiero” -
Los años pasaron y pasaron, Georgette y Juan se casaron felizmente y tuvieron dos hermosos hijos.
El tiempo siguió pasando, sus hijos, ya mayores, dejaron su casa y se fueron a vivir solos; Georgette y Juan se quedaron solos de nuevo.
Ella estaba en su silla mecedora recordando viejos tiempos. Abre su viejo diario y empieza a leer lo que escribió y se ríe. Recuerda a Francisco, todo lo que sufrió por el. Luego ve una foto de ellos y dice – “Tomé la decisión correcta” – Se sigue riendo mientras se levanta y le da el beso de las buenas noches a su esposo y se va a dormir.
El también recordó viejos tiempos ese día, abrió un libro que leyó cuando era joven y fue directamente a la última página; Allí había una foto de él con la hermana de su mujer, besándose, entonces el piensa – “¿Habré tomado la decisión correcta?” -